La verdad esto lo hice por una mujer, es Valentina y lo sabes, pero no podia dejar esto que me gusto como quedo y espero ver comentarios sobre esto y el poder inimaginable que tiene una Rosa, de pervertir el mundo redimir a la Bestia y aun asi subsistir.
La Rosa.
El animal, abrió los ojos al apuntar el amanecer, de entre sus fauces aun quedaba rastro de su pecado; aturdido como si fuera la primera vez que abría los ojos, un nacimiento en tiempos tormentosos.
Desconcertado la bestia se dispuso a andar, un caminar tambaleante, girando torpemente, observa la infamia de su ser, el pecado toma forma al irse aproximando los rayos del sol, el astro padre que omnipotente ilumina su blasfemia, el cuarto es resplandecido, y las ligeras sabanas blancas se ven opacadas inmediatamente ante la piel arena de la dama aun postrada en el lecho de la pasión, desbordada horas antes.
Intenta la bestia restringir el espacio de su ser y una ventana que abre su escape, deseando aventarse, saltar y así terminar su miserable existencia, pero el sol lo irradia de nuevo y tras un shock instantáneo, que quema las pupilas, estas se dilatan y sumergen al animal en un profundo trance momentáneo. Suficiente tiempo para dar a conocer los recuerdos que como estruendos en su interior emergen dando paso a su arrepentimiento.
Y solo un recuerdo sobresale ante los demás, la Rosa, y en ese instante la bestia queda sodomizada, inerte, inmóvil, y el deseo de morir es aun mayor, ruega al creador que tu fin se aproxima, cerrando los ojos, y tomando la daga, se dispone a cortar la vida, pero una sutil voz se lo impide. Un ángel, una flor cortada del jardín del cielo, un ángel que horas antes había coreado en extasis, un placer celestial puesto a la orden de los hombres, un sin fin de notas que al unísono resonaban en su interior.
El demonio camina y goza, ríe y sueña, se deleita con la tentación de los mortales, la lujuria es su pasión y ante la presencia de un ángel el deseo le carcome las entrañas; de sutil figura, de inocente andar, de nubiles pasos, el demonio probara su sangre, esperando la noche acechando su presa se introduce en su habitación, y se dispone a ser testigo de su fertilidad, montando la cama como hábil felino, escondido entre las penumbras, con cada paso se acerca mas a su angelical suplicio, el ser alado duerme y el demonio se detiene, un olor de mujer, un aroma primitivo, percibido en los tiempos del creador, una mujer encarnada en un cuerpo núbil, ¡un ángel hecho mujer!, un ángel que debía ser devorado, un ángel que debía morir, tenia que ser asesinado, debía beber sus sangre, tenia que ser descuartizado. Inmóvil sintiendo la respiración de su ángel, entre el olor y la desesperación, intentando descifrar el aroma etéreo, recorriendo en breves lapsos su débil cuerpo,
sin despegar su existencia de ella, sin atreverse a tocarla.
Dos resplandores se abrían en el universo, un par de estrellas se desprendían de la bóveda celestial y se postraban en su ser, la voz pronunciaba unas palabras que le serenaron al instante, una mano suave toco el rostro del demonio, este quedo extrañado, detenido, tentado y atemorizado.
En un intento por escapar el maligno, intento apartarse pero este se vio impedido ante la belleza que yacía frente a él, instintivamente se inclino a besar su ángel y el roce con sus labios estremeció lo mas profundo de su alma, lo rodeaba la dulzura, tomándolo del cuello en abrazo ingenuo, separándose de sus labios apricionantes, sintió la suavidad de la piel que iba explorando bajando entre su victima, se poso sobre el pecho de la vida, y este bebió el amor y la pasión. Con sus manos impuras se atrevió a recorrer como un niño la tierra que tenia ante su presencia, frente al vasto imperio de los montes, del nuevo mundo, cuyas prominencias son y serán el inicio y el fin de una tentación. Inspirado, por robar las ataduras del vestido, la joven apareció frente a el, y preguntándose, el maligno, si seria digno de tan
dulce ser.
Bajo un poco descorazonado, pero a la vez temeroso de dañar tan celestial criatura trato de ser lo mas delicado posible, los besos que otorgaba eran recompensados por un instante de benevolencia por parte de su espíritu celeste, suspirando cada vez que este se acercaba a la Rosa, en un campo de luz y vida, separado por las extremidades de la gloria, intentaba abrir el camino, bajando cada vez mas en su búsqueda del elixir de la vida. El extracto de su amor estaba cerca, entre los muslos
que lo apresaban, esté pidió clemencia y el permiso de esa diosa, esta asintió, con un gesto esplendoroso; y así su entrada por fin, la Rosa frente a él, los pétalos de la criatura, de la flor; el capullo estaba a centímetros de sus labios dispuestos a saborear el dulce néctar del vino de la pasión.
Indeciso acerco sus labios al botón el cual estallo en un instante, que deseaba el seducido demonio jamás terminara, la Rosa abría sus pétalos y el aroma de la fémina, enloquecía a un demonio que deseaba dejar la eternidad para dedicarla al cáliz que ella contenía. Con su mano áspera pero decidida, toco la Rosa, sintió el origen de la vida, y gustoso volvió a beberla, y entre cada recorrido de sus muslos, las espinas se le iban clavando en el alma, el dolor de atravesar dicha flor era la espina mas dolorosa; pero la criatura dulcemente le otorgo un instante puro y deseado, y así este demonio se hizo uno con el fruto mas preciado y perseguido de la humanidad, haciendo de un demonio un hombre entero, un hombre al fin.
Cada estocada, cada espina una herida, era un sentimiento difuso pero reconfortante pues estaba estallando el infinito en su interior. Ahora entendía el origen del cosmos y estallando las galaxias, en un ángel que ha seducido a un demonio exploto en un inmenso calor que solo provoca el sol y se sintió único en el universo.
La Rosa es pasión, es lujuria, pero es amor, así, el tiempo es detenido en el instante en que una Rosa, abre su capullo y enseña al mundo la belleza de la flor, un demonio que maldiciendo el instante en que vio y sintió que una flor era mas grande que toda su existencia, comprendió al fin.
Comprendió aguardando junto a la dama, que la pasión más grande no es la carne, no es la tentación de una flor, es un acto al que solo pueden llegar los seres puros, y también impuros gracias al perdón de un ser alado que redime a una criatura perdida, que devuelve en un instante mágico, el deseo de conservar la vida y entregársela a ella. Es una ocasión, un instante y un solo momento en que el tiempo se detiene, la vida comienza y termina, donde el pasado, presente y futuro convergen en un solo punto del universo, es con una Mujer, un Ángel y una Rosa, que cualquier simple animal y demonio es complementado, es uno para si y para ella, es así que un hombre nace en cada instante de éxtasis tan instantáneo y perpetuo, que solo una Rosa puede ofrecer.
La Rosa.
El animal, abrió los ojos al apuntar el amanecer, de entre sus fauces aun quedaba rastro de su pecado; aturdido como si fuera la primera vez que abría los ojos, un nacimiento en tiempos tormentosos.
Desconcertado la bestia se dispuso a andar, un caminar tambaleante, girando torpemente, observa la infamia de su ser, el pecado toma forma al irse aproximando los rayos del sol, el astro padre que omnipotente ilumina su blasfemia, el cuarto es resplandecido, y las ligeras sabanas blancas se ven opacadas inmediatamente ante la piel arena de la dama aun postrada en el lecho de la pasión, desbordada horas antes.
Intenta la bestia restringir el espacio de su ser y una ventana que abre su escape, deseando aventarse, saltar y así terminar su miserable existencia, pero el sol lo irradia de nuevo y tras un shock instantáneo, que quema las pupilas, estas se dilatan y sumergen al animal en un profundo trance momentáneo. Suficiente tiempo para dar a conocer los recuerdos que como estruendos en su interior emergen dando paso a su arrepentimiento.
Y solo un recuerdo sobresale ante los demás, la Rosa, y en ese instante la bestia queda sodomizada, inerte, inmóvil, y el deseo de morir es aun mayor, ruega al creador que tu fin se aproxima, cerrando los ojos, y tomando la daga, se dispone a cortar la vida, pero una sutil voz se lo impide. Un ángel, una flor cortada del jardín del cielo, un ángel que horas antes había coreado en extasis, un placer celestial puesto a la orden de los hombres, un sin fin de notas que al unísono resonaban en su interior.
El demonio camina y goza, ríe y sueña, se deleita con la tentación de los mortales, la lujuria es su pasión y ante la presencia de un ángel el deseo le carcome las entrañas; de sutil figura, de inocente andar, de nubiles pasos, el demonio probara su sangre, esperando la noche acechando su presa se introduce en su habitación, y se dispone a ser testigo de su fertilidad, montando la cama como hábil felino, escondido entre las penumbras, con cada paso se acerca mas a su angelical suplicio, el ser alado duerme y el demonio se detiene, un olor de mujer, un aroma primitivo, percibido en los tiempos del creador, una mujer encarnada en un cuerpo núbil, ¡un ángel hecho mujer!, un ángel que debía ser devorado, un ángel que debía morir, tenia que ser asesinado, debía beber sus sangre, tenia que ser descuartizado. Inmóvil sintiendo la respiración de su ángel, entre el olor y la desesperación, intentando descifrar el aroma etéreo, recorriendo en breves lapsos su débil cuerpo,
sin despegar su existencia de ella, sin atreverse a tocarla.
Dos resplandores se abrían en el universo, un par de estrellas se desprendían de la bóveda celestial y se postraban en su ser, la voz pronunciaba unas palabras que le serenaron al instante, una mano suave toco el rostro del demonio, este quedo extrañado, detenido, tentado y atemorizado.
En un intento por escapar el maligno, intento apartarse pero este se vio impedido ante la belleza que yacía frente a él, instintivamente se inclino a besar su ángel y el roce con sus labios estremeció lo mas profundo de su alma, lo rodeaba la dulzura, tomándolo del cuello en abrazo ingenuo, separándose de sus labios apricionantes, sintió la suavidad de la piel que iba explorando bajando entre su victima, se poso sobre el pecho de la vida, y este bebió el amor y la pasión. Con sus manos impuras se atrevió a recorrer como un niño la tierra que tenia ante su presencia, frente al vasto imperio de los montes, del nuevo mundo, cuyas prominencias son y serán el inicio y el fin de una tentación. Inspirado, por robar las ataduras del vestido, la joven apareció frente a el, y preguntándose, el maligno, si seria digno de tan
dulce ser.
Bajo un poco descorazonado, pero a la vez temeroso de dañar tan celestial criatura trato de ser lo mas delicado posible, los besos que otorgaba eran recompensados por un instante de benevolencia por parte de su espíritu celeste, suspirando cada vez que este se acercaba a la Rosa, en un campo de luz y vida, separado por las extremidades de la gloria, intentaba abrir el camino, bajando cada vez mas en su búsqueda del elixir de la vida. El extracto de su amor estaba cerca, entre los muslos
que lo apresaban, esté pidió clemencia y el permiso de esa diosa, esta asintió, con un gesto esplendoroso; y así su entrada por fin, la Rosa frente a él, los pétalos de la criatura, de la flor; el capullo estaba a centímetros de sus labios dispuestos a saborear el dulce néctar del vino de la pasión.
Indeciso acerco sus labios al botón el cual estallo en un instante, que deseaba el seducido demonio jamás terminara, la Rosa abría sus pétalos y el aroma de la fémina, enloquecía a un demonio que deseaba dejar la eternidad para dedicarla al cáliz que ella contenía. Con su mano áspera pero decidida, toco la Rosa, sintió el origen de la vida, y gustoso volvió a beberla, y entre cada recorrido de sus muslos, las espinas se le iban clavando en el alma, el dolor de atravesar dicha flor era la espina mas dolorosa; pero la criatura dulcemente le otorgo un instante puro y deseado, y así este demonio se hizo uno con el fruto mas preciado y perseguido de la humanidad, haciendo de un demonio un hombre entero, un hombre al fin.
Cada estocada, cada espina una herida, era un sentimiento difuso pero reconfortante pues estaba estallando el infinito en su interior. Ahora entendía el origen del cosmos y estallando las galaxias, en un ángel que ha seducido a un demonio exploto en un inmenso calor que solo provoca el sol y se sintió único en el universo.
La Rosa es pasión, es lujuria, pero es amor, así, el tiempo es detenido en el instante en que una Rosa, abre su capullo y enseña al mundo la belleza de la flor, un demonio que maldiciendo el instante en que vio y sintió que una flor era mas grande que toda su existencia, comprendió al fin.
Comprendió aguardando junto a la dama, que la pasión más grande no es la carne, no es la tentación de una flor, es un acto al que solo pueden llegar los seres puros, y también impuros gracias al perdón de un ser alado que redime a una criatura perdida, que devuelve en un instante mágico, el deseo de conservar la vida y entregársela a ella. Es una ocasión, un instante y un solo momento en que el tiempo se detiene, la vida comienza y termina, donde el pasado, presente y futuro convergen en un solo punto del universo, es con una Mujer, un Ángel y una Rosa, que cualquier simple animal y demonio es complementado, es uno para si y para ella, es así que un hombre nace en cada instante de éxtasis tan instantáneo y perpetuo, que solo una Rosa puede ofrecer.